16/7/09

SI SO SÉ; NO VENGO!!!!!




De no ser por estar en misión oficial auspiciada por la DGPP, no estaríamos aquí relatando la quinta jornada de una nueva era tras el inicio del camino.
Una luz tenue incide sobre los tejados de pizarra que cubren los hogares de los mindonienses; el peregrino recibe el día entre sevillan@s, jienenes, oscenses, italian@s y unas espectaculares nibelungas.
El peregrino temía este despertar pues todos con quienes departimos el día anterior eran coincidentes en que sería la peor jornada; 15 km de un puerto sin piedad espera a la vez que reta al peregrino.
Se comienza la ascensión al puerto entre castaños, fuentes e innumerables manantiales y los trinos de diversas aves, entre los que destaca por su sonoridad el canto del Pito Real que en algunos momentos llega a ser ensordecedor. Es tal la belleza de la ascensión que hace que el peregrino quede abducido y no repare en esfuerzos. Atravesamos distintas parroquias con sus genuinos hórreos y algún que otro cementerio gótico y tras dos horas, de perfecta conjunción placer y esfuerzo, llegamos a la cima.
Un falso altiplano nos lleva a Vilalba; allí visitamos el parador y la iglesia de Santa María.
Continuamos viaje hasta casa Maragata; lugar donde el peregrino distrae su atención hacia temas más interesantes que el mundo del pedaleo (ingesta, más que comida).
La tarde se torna más monótona y aburrida; dos horas de pedaleo nos acercan a Baamonde; lugar de marcha, vicio y depravación donde los haya.

El peregrino, se alberga en el albergue. Tópose allí el peregrino con otro montado en bicicleta , apenas treintañero, natural del burgo de Burgos, que venía tras ciento y muchos km desde allende la frontera. Ofreciónos de una vulgar bolsa de patatas fritas compartir lo que iba a ser su cena. Tras departir brevemente con él, el peregrino se dirige, siempre atento a los estímulos culturales, a un museo donde coincide con otra peregrina, (que ya no cumplirá los 40, ni aún los 45, transalpina ella) en la que, vencidos por el cansancio y el ascetismo, apenas repara.

Tras dar buena cuenta de las viandas de la cena, se dirige el peregrino a dar reposo a sus molidos huesos, cuando aún la claridad de la tarde se enseñoreaba de los tejados de pizarra de Bahamonde. En esto que repara que el joven burgalés y la talluda italiana departen tumbados en la fría pradera que rodea el albergue en animada charla en torno a la ya mencionada bolsa de patatas, en la que la italiana metía su mano sin ningún recato.

Los peregrinos, fieles relatores de cuantos episodios pueda reportar el alelo, en un comentario aparte, acuerdan que ahí, justo ahí, había tema.

No pasaron sino más de 5 segundos en los que el del burgo de Burgos se levanta y se dirige hacia nos, en actitud petitoria. Temiéndonos que nos pediría algún adminículo de los que reparten en Aula, y que por supuesto no llevamos en este viaje por tema de pesos, nos sorprende diciéndonos que se va a tomar una copa con la transalpina y que si haríamos el favor de abrirle la puerta del albergue en el supuesto caso de que esta se hallara trabada.

Sin preguntar en dónde cojones (con perdón) pretendía tomarse la copa en aquel desierto lugar, asentimos aliviados.

Sólo diremos que ambos aparecieron a las cuatro y media de la mañana, cuando los bares del lugar cerraron a las 11.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola compañeros
¿Qué tal andais de cansancios ahora que habeis pasado el ecuador?
Es muy entretenido leer vuestros resúmenes con ese estilo algo gótico-rocambolesco de Gonzalo entre ironía e ironía y segundas lecturas sobre lo que se intuye y apenas se insinua. Queda claro que los objetivos del camino son tan variados como la misma naturaleza humana, compartiendo ¿espiritualidad? y alelo en proporciones desiguales.
Muy bonitas las fotografías. Creo que estais teniendo suerte con el tiempo y no está haciendo demasiado calor pero a pesar de ello a Juan Antonio le he notado un poco ojeroso-hecho polvo. ¿Qué tal su rodilla?
Bueno, copañeros. Espero que os vaya muy bien.
DEjo que averigüeis quién soy.
Besos