19/7/09

NO LO VEO COMPAÑEROOO; NO LO VEO !!!!


Avanzamos (es un decir) y nos encontramos en la sexta jornada D. C. con sus respectivos pases pernocta y Santiago nuestro mentor, patrocinador y patrón se acerca, este peregrino no sale de su asombro y observa cómo el resto de sus iguales ( aunque diferentes) cada día muéstranse más inquietos y acelerados; hecho que lleva a que al peregrino le hagan desconciliar el sueño y pasar a situación de vigilia a las 4 de la mañana.
Tras un discreto desayuno, inicia el camino en una anodina carretera nacional, tras dos km, un llamativo puente medieval solicita que nos apeemos del biciclo, pongamos pie en tierra y disfrutemos de tal llamada. Iniciamos, tras el puente, una senda de tierra protegida por vegetación variada; helechos, robles, eucaliptos y algún castaño nos llevan a un bello paraje donde una fuente e iglesia vuelven a detener gratamente al peregrino.
Estallan los sentidos cuando retomamos el camino: olores, efectos visuales del amanecer en algunos recodos y el ruido que diferentes aves emiten hace que este caminante vuelva a gozar. En el camino se alternan ascensos y emocionantes descensos que van dando paso a zonas de prado, pequeñas aldeas, pinares, y algunas calvas con rocas.
Hacia las 14 horas el peregrino se encuentra ante una laguna plagada de nenúfares en flor que anuncia que hemos llegado a Sobrado de Los Monjes.
Desde un pequeño alto se divisa, de pronto, el monasterio cisterciense Sta. María de Sobrado, en cuyo primer claustro se encuentra el albergue. Los eruditos en historia mencionan que dicho monasterio tiene sus orígenes en el siglo X como cenobio familiar y dúplice perteneciente a la familia del conde Hermenegildo, y formado por dos comunidades, masculina y femenina bajo la advocación del Divino Salvador.
Una vez apartadas las bicicletas del camino, guardadas en el claustro desprovistas de su carga, abonado el importe preceptivo de 3 euros percapita y realizada una somera comprobación del estado del lugar, ocupamos sendas literas y procedemos tras largo paseo a dar rienda suelta a uno de los instintos primarios como viene siendo habitual en el camino (no hay mesura en la ingesta, se mire como se mire).
De vuelta al albergue, tras el condumio, y habiéndose mejorado el riego en las entendederas, consensuamos que no es el mejor lugar para el aseo y descanso del peregrino; telarañas, polvo, hedores plurivariados y churretes que se desprenden de los techos de los aseos hace que el peregrino, sin más análisis y contra la opinión del monje del lugar -máxima autoridad -, abandone el recinto y vuelva a subir en la bicicleta para dirigirse a Arzua, esta vez por carreteras comarcales en descenso permanente.



1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Que chulas las fotografías! Hay sitios muy bonitos y sugerentes. Seguro que la belleza del camino, unido al ambiente que lo rodea, va calando poco a poco en vuestro ánimo.
Muy corto el vídeo de Juan Antonio caminando por el puente de piedra. Recordadme que haga algún comentario a la vuelta sobre el mismo; ahora no es el momento.
Enhorabuena por todo, campeones. Ahora sí que vais a tener "temas" que no "temitas" para hablar durante el próximo año.
Besos y hasta pronto