20/7/09

POR FIN CERRAMOS TEMA.....



El peregrino inicia este 7º día D.C. en Arzúa; el nombre del albergue que acoge al peregrino atiende a Vía Lactea - para que no haya equívocos, informamos al lector que es el nombre de un albergue, aunque bien por su nombre pudiera identificarse con un lugar destinado a otros fines; que no es el caso.
Amanece con lluvia; la contradicción se apodera de nosotros, seguimos avanzando hacia Santiago pero tenemos dudas de querer llegar a Santiago. Esta aventura iniciada hace más de un mes con este blog pronto acabará.
Dejamos tras las huellas de nuestras ruedas pequeñas aldeas y el camino se convierte en un animado sube y baja; Pregontoño, A Peroxa, Calzada, Calle, Boavista y Salceda están comunicados por distraídas sendas, que protegidas de una cúpula vegetal hacen que el peregrino goce de una gratificante sombra. Algún que otro regato discurre a la par que el camino, cuando detenemos la marcha hechizados por el paisaje, se interrumpe el silencio con el sonido de algunos jilgueros, tal vez esté llamando el macho a la hembra o viceversa, para preparar una segunda cría.
A partir de Salceda el camino coquetea con la carretera y en su recorrido la atraviesa de un lado al otro. Ascendemos al alto de Santa Irene y descendemos en dirección a Rúa y Pedrouzo.
Más pistas y corredoiras entre frondosos bosques de eucaliptos, algún castaño y robles se suceden en nuestro paso. Pasamos por las aldeas de Cimadevilla y San Paio, y nos acercamos a Labacolla, donde ya podemos percibir el ruido de los aviones. Allí, iniciamos la búsqueda de una fuente que nos fue referida antes de la salida y preguntamos por el significado de tal toponimia; no encontrada la fuente y preguntado un experto, parecionos- filólogo cuando menos-, el cual detalló pausadamente que tal fuente fue enterrada por la construcción de la carretera; y mencionó dos posibles significados de tal toponimia: su cometido era la purificación, la limpieza, del cuello -lava/cuello-o lava/colla- en este caso mencionó el escroto, como parte del cuerpo que merecía del aseo, pues el camino es largo y el peregrino humano.
Poco antes de Lavacolla departimos con una peregrina antipódica que montada en un biciclo como el que relata, ya había sido avistada unos kilómetros antes; en las bajadas nos adelantaba con suma agilidad pero en las subidas solía poner pie en tierra sin ningún rubor y era adelantada con facilidad. Bien uniformada como esta actividad requiere; culotte, botas, mallot, destacaba por su originalidad el casco que, a pesar de estar el sol en su cenit, portaba numerosas lamparillas, excesiva conaminación lumínica, para tal ejercicio.
A partir de aquí ya entramos en zonas residenciales y por asfalto iniciamos el ascenso a Monto do Gozo, se nos puede hacer duro, por la resistencia a llegar o por que realmente la pendiente se las trae.
En Monte do Gozo, se comenta que se puede admirar en la lejanía las torres de la catedral de Santiago, eso es lo que nos dijeron y nunca vimos por más que reparamos.
Iniciamos el descenso al valle donde se encuentra Santiago de Compostela, pasamos junto a una autovía y después de una larga travesía, accedemos al casco antiguo donde por callejuelas empedradas, impregnadas de tradición Jacobea por todos sitios, dirigimos nuestra compañera de viaje a la plaza del Obradoiro, a la imponente vista de la catedral de Santiago de Compostela.

Muy cerca de la catedral, encontraremos la oficina del peregrino -la casa del Deán de la catedral, donde podemos sellar por última vez nuestra credencial y obtener el salvoconducto a nuestro cielo particular, la Compostela.

El peregrino no puede más que alabar el gusto del Deán a la hora de elegir deanitas que le ayuden en su trabajo, una de las cuales certificónos, en la lengua de Roma, la enorme pedalada de 471 kilómetros, y premiónos con la indulgencia plenaria, totalmente innecesaria en nuestro caso, salvo para los pecados de la Gula, pecado que practicamos con fruición varias veces al día, y el de la Lujuria (en versión pensamiento -no se asuste, lector-) al que el peregrino viose arrastrado tras la fugaz visión de la postrera parte (apenas cubierta por un trapillo diminuto, braga aún, pero ya camino del tanga) de una teutónica peregrina en el albergue de Mondoñedo.

A partir de ahora un algo correrá para siempre por nuestras venas.. es el embrujo del camino de Santiago. Seguramente otros proyectos comenzarán a fraguarse en nuestras cabezas, otros caminos, otras rutas, otros temas.... sería fenomenal que en todos ellos haya una pizca de la ilusión, el entusiasmo y el encanto que este viaje generó.



2 comentarios:

:) dijo...

El Blog no puede acabar!! algo más habrá que contar...

A Lareira Máxica dijo...

Vaya, por favor, cerrar el blog no. Unas vacaciones por supuesto, pero punto y seguido o aparte, pero no final.

Ánimo y os invito a visitar y participar en un blog gallego: A Lareira Máxica.

Saludos desde Sanxenxo
Carpe Diem